martes, 3 de agosto de 2010

Edificación pública de la Roma Antigua.

La ingeniería civil fue uno de los pilares básicos sobre los que se construyó el Imperio romano.

La existencia de una amplia red de calzadas y puertos facilitó el comercio y las comunicaciones, aspectos fundamentales para el crecimiento económico y el control político y militar.
Los acueductos y cloacas permitieron el crecimiento de las ciudades al garantizar unas condiciones higiénicas y sanitarias mínimas sin las cuales habría sido imposible alcanzar los niveles de población que tuvieron las grandes urbes del imperio.

Materiales empleados:
Los ingenieros romanos realizaban sus obras utilizando como materia prima la piedra, la arcilla, la argamasa y la madera.
  • La piedra : de carácter autóctono,en siglo VI a. C. se utilizó el tufo, en los cimientos de los templos. A partir del siglo II a. C. el travertino remplazará al tufo y será en época augustea cuando se generalice el uso del mármol de Carrara y se importe de Grecia. La extracción se realizaba aprovechando las grietas que los bloques pétreos presentaban de manera natural mediante cuñas y palancas. Si no existían fisuras en la piedra se empleaba el pico, realizando ranuras y agujeros, después ponían cuñas en los agujeros, que al empaparlas de agua rompían la piedra. Posteriormente se dividía en bloques usando sierras o con cuñas y mazas. El transporte se realizaba mediante rodillos y cuerdas.
  • La arcilla se utilizaba para la construcción de ladrillos y tejas, para lo que se utilizaban moldes de madera. El ladrillo era un elemento fundamental en las construcciones romanas desde época de Augusto y solía llevar el sello del fabricante.
  • La argamasa o mortero era una mezcla de arena, cal y agua, con la que se unían los ladrillos, siendo un elemento imprescindible en la construcción de bóvedas. Al mezclarlo con mampuesto se obtiene el cemento (opus caementicium).
  • La madera se utilizaba para los trabajos de carpintería, para la construcción del esqueleto de los edificios y el armazón de los tejados.
Maquinaria utilizada:
  • Grúas
  • Poleas
  • Andamios
  • Cimbras
Calzadas:
Las ciudades estaban interconectadas por calzadas que se construían cavando una zanja y rellenándola de piedras de diferentes grosores hasta nivelar el terreno, y recubriendo con una última capas con de revestimiento de material de grano fino. En casos excepcionales y generalmente en el interior de las ciudades la última capa de revestimiento se sustituía por un empedrado de piedras planas, formando un enlosado.
Las ciudades también estaban atravesadas por calzadas, con aceras laterales ligeramente elevadas. Estas calles disponían de unos bloques de piedra separados regularmente entre sí que permitían cruzar de una acera a otra en días de lluvia, e impedían que los vehículos alcanzaran velocidades peligrosas. Por esta razón, poder pasar entre las piedras, la separación entre las ruedas de los carros era siempre la misma.
Puentes:
Los puentes surgen como un elemento secundario pero imprescindible de las vías de comunicación. Es decir, los puentes no son el objetivo último, que es el transporte de personas y mercancías, pero su construcción es fundamental para lograr este objetivo.
Los puentes cumplen la función de salvar obstáculos naturales como ríos o valles profundos, ahorrando largas distancias buscando vados o pasos llanos.
Los romanos construyeron gran cantidad de puentes para que las vías atravesaran los ríos que encontraban a su paso, muchos de los cuales todavía subsisten. La mayor parte de ellos estaba construida en piedra, aunque si no había canteras en la zona, se hacían de ladrillo cocido.

Puertos:
Para el Imperio romano, cuyo crecimiento y expansión se dio, fundamentalmente, alrededor del Mediterráneo, el mar era una vía de comunicación fundamental. Esto hacía de los puertos puntos clave para su crecimiento económico, siendo el nexo de unión entre las vías de comunicación terrestres y marítimas.

Termas:
Estos templos del ocio y la salud -baños calientes, frios y templados, gimnasios- desempeñaron un papel destacado en las relaciones sociales. Entre las más célebres figuran las de Caracalla.

Acueductos:
Los acueductos eran característicos de la ingeniería romana, para solucionar el problema de abastecimiento de agua, pues no disponían de manufactura de tuberías resistente a la presión y, por lo tanto, no podían construir sifones de una cierta altura. Los acueductos consistían en puentes soportados por gruesos pilares unidos mediante arcos de medio punto, coronados por un canal con una ligera inclinación, para permitir correr el agua. El agua se obtenía en manantiales o embalses situados a mayor altura, hasta la ciudad donde se canalizaba y distribuía por medio de tuberías de plomo. Otro elemento arquitectónico, de la misma estructura que los acueductos, eran los puentes, hechos a base de arcos y bóvedas.

Cloacas:
En el subsuelo romano estaban las cloacas, que recibían las aguas residuales vertidas a través del alcantarillado de la ciudad. Eran suficientemente amplios como para que un hombre pudiera caminar por ellas, pero se ponía una reja en la desembocadura para impedir la entrada a la ciudad.

Murallas:
Las ciudades estaban defendidas por murallas, con una vía de circulación en la parte superior que permitía la vigilancia. Las murallas estaban protegidas por almenas, y se prolongaban varios metros bajo tierra. Las puertas de la ciudad tenían tres bóvedas: una central por la que pasaban los carruajes y dos laterales para los peatones. Se cerraban con portones de madera y rejas levadizas.
 
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Edificaci%C3%B3n_p%C3%BAblica_(Roma_Antigua)
Integrantes: Alemann, Velazques, Alderete, (Borletto)
falta editar

jueves, 29 de julio de 2010

Teatro romano

El teatro romano es una construcción típica del Imperio romano, generalizada por todas las provincias del imperio, y que tenía la finalidad de servir para la interpretación de actos teatrales del período clásico.

Circo romano

El circo romano es una de las instalaciones lúdicas más importantes de las ciudades romanas. Junto con el teatro y el anfiteatro forma la trilogía de grandes instalaciones destinadas a divertir al pueblo. Inspirado en los hipódromos y estadios griegos, pero de medidas mucho mayores que estos, el circo romano destinado a carreras, espectáculos y representaciones que conmemoraban los acontecimientos del Imperio.

Mosaico Romano

Cuando los romanos fueron conquistando a lo largo del siglo II a. C. las regiones de Grecia y de Asia Menor, la obra de mosaico era ya común en todo el mundo de habla griega. El arte del mosaico pasó con facilidad al orbe romano comenzando así un género artístico-industrial, del que hicieron una verdadera especialidad. Se extendió de tal forma que puede decirse que no hubo casa o villa romana donde no hubiera mosaicos. Los mosaicos romanos son fáciles de descubrir para los arqueólogos y hasta el momento (año 2004) su número es muy elevado, pero presentan una gran dificultad de conservación. El lugar idóneo parece ser que está en los museos donde el cuidado, la limpieza, temperatura, humedad, etc., se hallan a su disposición, pero el problema está en el espacio que se necesitaría para almacenarlos de manera merecedora.
Los romanos construían los mosaicos con pequeñas piezas llamadas teselas, de ahí que se refiriesen a ellos también como opus tessellatum. Las teselas son piezas de forma cúbica, hechas de rocas calcáreas o material de vidrio o cerámica, muy cuidadas y elaboradas y de distintos tamaños. El artista las disponía sobre la superficie, como un puzzle, distribuyendo el color y la forma y aglomerándolas con una masa de cemento.


Integrantes: Luque Matías, Daniela Pérez, Joana Espindola, Carolina Ruiz.

Edificios.

Arquitectura de la antigua Roma.
La arquitectura de la Antigua Roma es probablemente uno de los testimonios más significativos de la civilización romana. Se caracteriza por lo grandioso de las edificaciones, y su solidez que ha permitido que muchas de ellas perduren hasta nuestros días. La organización del Imperio Romano normalizó las técnicas constructivas de forma que se pueden ver construcciones muy semejantes a miles de kilómetros unas de otras.
Los elementos más significativos de la arquitectura romana son la construcción abovedada y el empleo de un primitivo hormigón.
Los romanos emplearon profundamente el arco y la bóveda. Ésta no se forma con dovelas de piedra aparejada (salvo en algunas construcciones asiáticas), como se disponía en la bóveda etrusca, sino de una masa confeccionada con puzolana y cascajo. Las bóvedas solían tener gruesos arcos de ladrillo, ya paralelos, ya diagonales pero embebidos en la bóveda misma, que servían como sujeción provisional y como refuerzo interior de la bóveda. Un ejemplo soberbio es la cúpula del Panteón de Agripa en Roma.
Los romanos, no sólo construyeron bóvedas de cañón y cúpulas, sino rudimentarias bóvedas de arista y de crucería. Pero estas últimas debieron usarse con poca frecuencia fuera del Imperio de Oriente pues sólo se conocen las de las Termas de Caracalla y las de la Basílica de Majencio en la cual se advierte un sistema de contrarrestos interiores aplicados a la bóveda. También empezaron a aparecer en la arquitectura romana los capiteles historiados que tanto se hicieron en la Edad Media, pues de ellos se han descubierto algunos ejemplares en Pompeya y otros sitios.
Los edificios romanos, según su uso, podían ser muy sobrios o muy suntuosos. Puentes y acueductos son austeros y funcionales, mientras que templos y palacios son lujosos y monumentales, con un claro fin representativo. Las edificaciones más nobles se revestían de piedra formando órdenes, que no reflejaban la estructura interior real. Se decoraban los muros de los edificios suntuosos con pinturas y los pavimentos con mosaicos.

Cúpula del Panteón de Agripa.


Arco de Septimio Severo

Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Arquitectura_de_la_Antigua_Roma
Integrantes: Daniela Alleman, Cintia Velazques, Andrea Alderete, (Bruno Borletto)

miércoles, 28 de julio de 2010

Tipos de esculturas Romanas

Retrato:


Es en el retrato donde la escultura romana se diferencia claramente de la griega y adquiere rasgos propios. Para los romanos la escultura, y dentro de ella el retrato, representa la expresión máxima del “realismo”. La misión del escultor romano no es crear “formas” que representen la “belleza ideal”, como en el clasicismo griego, sino reproducir la naturaleza, la realidad. Frente a la abstracción de tipos idealmente bellos y perfectos, los escultores romanos esculpen tipos concretos y exactos, a base de reproducir y aceptar los defectos que la naturaleza y las huellas de la vida imprimen en las facciones del modelo. Cuando hace retratos o relieves históricos no pretende lucir su maestría técnica sino honrar a las autoridades. Esto explica el anonimato de los artistas romanos y la imposibilidad de estudiar su escultura desde la perspectiva individual de sus autores.

CARACTERÍSTICAS

• Los romanos cultivaron el retrato en todas sus posibilidades: busto, de medio cuerpo, de cuerpo entero, cabeza, etc. y en cualquier disposición: de pie, sedente, ecuestre. Este último caso se reserva para los emperadores.

• Los retratados son siempre los personajes más importantes de la sociedad romana, ya sean políticos o militares y, sobre todo, a los emperadores, que serán retratados de diferentes formas.

• Los materiales empleados, la disposición, los pliegues de las ropas, etc. reflejan la influencia griega, pero los singulariza el extraordinario realismo fisionómico del retratado (dureza de trazos y de expresión) y en su plena caracterización sicológica.

• Hasta el s. II se policromaban. Al imponerse la monocromía y quedar el globo ocular en blanco, se inicia la costumbre de rehundir la pupila.
                      Retrato de matrona de la dinastía Flavia,con la técnica de perforación en el peinado.

  Retrato monumental del emperador Constantino el Grande.

Estatuas:

  
Torso descubierto cerca de Curia Julia —se cree que es una estatua imperial de Trajano o Adriano—. Expuesto en la Curia (Foro romano).


En el caso de la estatuaria cuando representaban los retratos del emperador en estado deificad, se observa de inmediato una incongruencia entre la forma de representación del cuerpo y la cabeza. Mientras que la cabeza se mostraba a menudo con todos los signos del envejecimiento, los cuerpos estaban representados de acuerdo con los antiguos cánones de la escultura clásica griega, idealizados con una eterna juventud y fuerza. Estas obras extrañas, a los ojos modernos, acostumbrados a disfrutar de una estatua como un todo homogéneo, resultan comprensibles cuando se recuerda los convenios que regían el arte del retrato, y cuando sabemos que las estatuas eran para los romanos una especie de simulacro simbólico y no una realidad.

Así, se ha sugerido que en realidad se trataba de un acuerdo entre dos partes diferentes, una para representar el cuerpo en términos simbólicos y otra para la representación descriptiva de la cabeza con el fin de poder identificar claramente al personaje, con un rechazo de la interpretación literal del conjunto. Las mismas convenciones parecían regir la estatuaria privada a la hora de representar el genius del sujeto, y en este caso pertenecía al grupo de los monumentos funerarios. Con el mismo propósito se hacía a menudo simplemente sustituyendo la cabeza de una célebre estatua de un dios por la de un patricio romano o del emperador, pero parece no haber existido ninguna dificultad para los romanos en la diferenciación entre las estatuas de culto y estatuas simbólicas, entre una estatua de un dios y una estatua de una persona como un dios. Tampoco se dudaba en simplemente quitar la cabeza de una estatua de cualquier otra persona y reemplazarla por otra, cuando se llevaba a cabo alguna damnatio memoriae. Esta práctica fue comentada de manera natural en la literatura de la época, lo que confirma la independencia entre la cabeza y el cuerpo en el imaginario romano.

Sarcófagos: 
 
Sarcófago decorado con una escena de lucha entre romanos y germánicos, c. 180–190. Museo Nacional Romano.


El uso de los sarcófagos era común entre etruscos y griegos, pero en Roma se usó sólo desde el siglo II, cuando la costumbre de la cremación de los muertos fue sustituida por el entierro, y se extendió por todo el imperio. Su producción se estableció en tres centros principales —Roma, Ática y Asia— y se dividió en algunos modelos diferentes. Uno, el más común, era una caja decorada con relieves figurativos y con una cubierta más o menos lisa, otro tipo mostraba otra cubierta también decorada, que podrían incluir los retratos escultóricos del cuerpo completo de los fallecidos, como si estuvieran sentados en un banquete, era un modelo que derivaba del arte etrusco. Ambos dieron lugar a los ejemplares decorados con relieves de extraordinaria sofisticación y complejidad. Un tercer tipo, confinado en Roma, tenía una decoración abstracta o floral y cabezas de animales, principalmente leones, en los extremos. A su vez, había mucha variación y la mezcla entre estos modelos y su calidad y riqueza decorativa dependía de la riqueza de la familia que realizara el encargo.

El centro de producción asiático se caracterizaba por una preferencia de cajas de gran tamaño y con formas arquitectónicas, con columnas a su alrededor y estatuas entre ellas, tenía una imitación de puerta en dos de sus laterales con placas ornamentadas, y un techo en forma de prisma con acroteras, simulando una verdadera casa o templo, y algunos podían tener una plataforma para su colocación en alto. Este tipo, a diferencia de los otros, fue condecorado con frecuencia por los cuatro costados y podía ser un monumento independiente, instalado al aire libre en cualquier necrópolis, mientras que los otros, aparecían usualmente en nichos de tumbas y su decoración se resumía a las partes que eran visibles. La práctica romana de enterramiento en sarcófagos se continuó en la era cristiana, constituyendo uno de los principales medios para el desarrollo de la iconografía religiosa.

Columna de Trajano.

Relieves arquitectónicos:


En la tradición de los altares monumentales, columnas conmemorativas y arcos triunfales, los relieves decorativos empleados en estas arquitecturas fueron un campo fértil para el desarrollo de un estilo narrativo típico de los romanos. Ejemplos clásicos precursores fueron, el Altar Ahenobarbus y el Ara Pacis. Otro que merece tenerse en cuenta es el friso de la Basílica Emilia (c. 54-34 a. C.) en el Foro romano, en un estilo helenizante vigoroso, con drásticos escorzos y complementado con escenas de paisajes. La decoración del Arco de Tito (c. 81-82) ha sido considerada como el punto más alto del estilo de Flavio. Los paneles que lo decoran y que muestran el triunfo de Tito tienen excelentes cualidades de estética y demuestran una gran habilidad en el uso del escorzo para la representación de la cuadriga del emperador, donde el carro aparece de frente hacia el espectador pero el artista puede crear la impresión de que está haciendo un giro a la derecha. El otro panel, representa el saqueo de Jerusalén, utiliza el mismo recurso, en otro contexto, y ambos tienen su efecto ilusorio reforzado por el uso racional de la luz y la sombra. Pero sí es difícil hablar de un «estilo de Flavio», ya que en otros lugares se encontraron relieves más estáticos, de índole bastante clasicista. 


Camafeos:

Gema Augustea, Kunsthistorisches Museum. Viena.


En estos géneros menores, los camafeos son los más lujosos, limitados a las clases altas y eran usados generalmente como joyas. Tallados en piedra semipreciosa como la ágata, calcedonia, jaspe, amatista y ónix, están considerados esculturas en miniatura desde su apreciación por John Ruskin, cuando hasta entonces se consideraban como una forma de grabado. Esta forma de talla fue introducida en Roma por los griegos helenistas, que fueron los primeros en conseguir un alto grado de refinamiento en este género. Su pequeño tamaño no nos debe inducir a error en cuanto a la pericia requerida para este tipo de trabajo, que requiere una intensa concentración y enorme sensibilidad para trabajar la veta de la piedra y sus diferentes capas para obtener sutiles matices de color y efectos de luz y transparencia. Su datación es muy problemática, y muchas piezas indican que se estaban elaborando en momentos diferentes. Los mejores ejemplares se han convertido en piezas de coleccionista, y entre ellas podemos mencionar la fantástica Gema Augustea, un gran trozo de ónix bicolor tallada con dos escenas compuestas de varios personajes.

Muñeca articulada, marfil, Museo Nacional Romano.

Durante el periodo imperial, los camafeos gozaban de gran prestigio, lo que inspiró a los romanos a inventar un vidrio, que ofrecía la ventaja de permitir un mayor control sobre el color y la transparencia, pero fue aún más difícil, largo y costoso trabajarlo que la piedra, presenta considerables desafíos técnicos, que aún no ha sido totalmente desentrañado por los vidrieros contemporáneos. Sin embargo se llegó a producir recipientes de camafeo de vidrio con decoración entera tallada, como el famoso Vaso de Portland y el Vaso de las estaciones.

Juguetes:


Los juguetes se encuentran en todas las culturas, y los romanos no fueron una excepción. Referencias literarias abundan a partir del período helenístico, y todo indica que hubo una enorme variedad de objetos destinados al entretenimiento de los niños, desde las tradicionales muñecas hasta los carritos de ruedas, muebles, figuras de guerreros y animales, e incluso casas en miniatura de metal, madera o terracota. Los juguetes son objetos excelentes para el estudio de las condiciones económicas y sociales de la época.

Estatuillas de culto privado:



Estatuilla de culto privado de la diosa Fortuna, Discovery Place Science Museum ,Charlotte (Carolina del Norte).


En el ámbito religioso están las estatuillas de culto privado de muchas deidades del panteón romano y de las divinidades familiares y regionales. Los museos están llenos de estatuillas de culto doméstico, lo que demuestra su amplia distribución por todo el imperio. Su calidad artística es muy variable, y se cree que la consumida por la gente común son poco atractivos, pero hay ejemplos de gran refinamiento. En este campo no era el valor estético lo que tenía valor, sino su eficacia para los romanos como puente de comunicación entre los mortales y lo sobrenatural.

De función similar son las estatuillas-amuleto. En la compleja y polimorfa religión romana la magia tenía un papel nada despreciable, en la que los amuletos encontraron su lugar. Los griegos y los etruscos los usaban, y diversos autores clásicos hablan a su favor, como Plinio y Galeno. Aunque los amuletos eran generalmente objetos pequeños y portátiles y no necesariamente de figuras, han sobrevivido una serie de estatuillas que desempeñaban la misma función, representando a los espíritus protectores de los hogares asociados con los ancestros, los Lares, profundamente venerados en santuarios domésticos, como Príapo, el dios fálico, cuya imagen era considerada un poderoso remedio contra el mal de ojo, la esterilidad y la impotencia, y que estaba colocado en la parte exterior de la entrada de las casas.

Objetos decorados:


Los jarrones, vajillas, lucernas, tiradores de puertas y muchos otros tipos de objetos utilitarios con decoración que se aproxima a la escultura propiamente dicha, una categoría muy variada de piezas que da fe de la amplia aplicación de la escultura en la antigua Roma. Las lucernas y braseros estaban decorados con imágenes en relieve mostrando escenas religiosas, mitológicas y eróticas, de acuerdo con la ubicación para la que estaban destinados, y podían tener uno o más pies muy ornamentados. Platos, ollas, cuencos y vasos también podían representar relieves, o los cuellos de formas extravagantes. En la cerámica destaca el tipo de la terra sigillata, una especie de vasija decorada con incisiones y relieves, que fue ampliamente difundida, y las antefijas decorativas instaladas en los bordes de los techos, que podían estar realizadas en formas abstractas o figurativas.





  Integrantes: Abeldaño, Jesica y Walter, Laura.
 Fuentes: http://www.wikipedia.com/
              http://www.historiadelarte.blogspot.com/
 

martes, 27 de julio de 2010

DENOMINACION DE LAS HORAS

DENOMINACIÓN DE LAS HORAS

Los romanos no dividían el día en 24 horas durante todo el año.
• Repartían el tiempo de luz en 12 horas. De esta manera, en verano las horas resultaban más largas en invierno.
• Para medir las horas, utilizaban relojes de sol y de vez en cuando de agua.
• Las horas se expresaban con números ordinales. Hora prima, hora secunda, hora tertia ,etc. La hora prima era la primera hora del día, del amanecer. La hora que marcaba el final del día era la hora duodécima de la hora sexta, que marcaba el mediodía.
• La noche se dividía en cuatro partes denominadas vigilias: prima vigilia, secunda vigilia,etc. Tenían una duración diferente según la época del año.